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Tus hijos merecen vivir mejor que tú.

Ser padre es un verdadero reto. Lo sabes desde el momento en que nace. Cuando finalmente sales del hospital con tu pequeño en brazos y piensas… ¿Ahora qué sigue?


Creo que tener un bebé es un evento que genera una impresión emocional intensa. El cerebro (al menos el mío) tarda en asimilar que ahora tienes la responsabilidad de un ser humano que, al menos por un tiempo, dependerá completamente de ti y aprenderá de ti sin que te percates de ello.


Tener un hijo me ha hecho sentir un fuerte impulso por darle lo mejor. Quizá pueda pasar un día sin comer bien por estar ocupada, pero no permitiría que mi bebé pasara hambre. Quizá tenga unas tremendas ganas de sentarme en paz a tomar un café y leer un buen libro, pero si mi niño llora, siempre prefiero ir a atenderlo. Busco ser intencional en mis cuidados hacia él, es decir, no lo atiendo por casualidad, sino que soy intencional.


Soy intencional para darle lo mejor, e incluso, mi anhelo es que viva mejor que yo, darle mejores herramientas a las que tengo y, si es posible, que no cometa los errores que yo cometí.


¿Qué padre no desea que su hijo viva mejor que él? Y es justo lo que deseamos también en cuanto a las finanzas. ¿No es así ?


Yo comencé una vida financiera sana en mi edad adulta, después de varias equivocaciones con el dinero. Tuve deudas que me agobiaron, antes de decidir vivir completamente libre de ellas. Comencé a ahorrar para el retiro después de los treinta años de edad, por lo que perdí valiosos años productivos de ahorro.


En fin.. el punto es que sin duda me gustaría que mi hijo tuviera una realidad financiera mejor a la mía. Me encantaría que desde que inicie su edad productiva, decida ahorrar, que tome la firme determinación de decir No a las deudas y por supuesto, que alcance autonomía financiera a temprana edad.


Los padres podemos brindar un mejor inicio a nuestros hijos para su vida financiera. Para eso, es importante que recordemos lo siguiente:


1. La educación financiera debe impartirse desde los primeros años de vida. Los expertos en desarrollo infantil señalan que desde los tres años, un niño es capaz de aprender principios financieros.


Desde esa edad, ya podemos enseñar a nuestros hijos a ser responsables, pidiéndoles, por ejemplo, que se hagan cargo de levantar sus juguetes, lo cual les dará después un sentido de responsabilidad respecto el manejo de su dinero. Si aprenden a ser responsables con sus cosas, será mucho más sencillo que lo sean cuando de adultos deban administrar recursos.


2. La educación financiera debe ser intencional. Es decir, debemos como padres tomar la decisión de enseñar a nuestros hijos principios financieros. No debemos dejar esto al azar, o a lo que puedan aprender de la televisión. Lo mejor es que generemos métodos, rutinas, hábitos que les enseñen los valores financieros con los que nos identificamos y que rigen a nuestra familia.


3. Nunca es tarde para comenzar. Puede ser que tus hijos sean mayores, pero recuerda que siempre es un buen momento para iniciar una vida financiera sana. Comienza por ti mismo y tus hijos absorberán el aprendizaje a través de la observación.


Educemos intencionalmente.


Te mando un abrazo


Adriana Monroy

Bienestar Financiero




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