Es complicado cuando alguien nos pide dinero prestado. Más si se trata de familia o amigos cercanos.
Cuando comenzamos Bienestar Fiananciero, fue extraño que mucha gente comenzó a pedirnos dinero prestado. Cada solicitud parecía una prueba por la que nuestro carácter tenía que atravesar. Voy a ser sincera. Hubo ocasiones en que sí dimos dinero (no prestado), otras que decidimos dar en especie y otras en las que dijimos No.
¿Cómo llegamos a cada una de estas respuestas?
Mira, hemos aprendido que dar es una responsabilidad. Antes de convertirte en una buena persona, te hace responsable de los efectos que tu ayuda trae a la persona a la que estás ayudando.
Lo que sucede es que tenemos la idea que “dar” está inevitablemente relacionado con “ser bueno”. No importa si el dinero resuelve o no el problema, pero “nosotros hemos cumplido con ayudar”.
Verás, cuando damos a otros, nuestra principal motivación no debería ser mostrar al mundo lo buenos y generosos que somos. Por otro lado, no es posible dar lo mismo a todos los que piden ayuda. Incluso cuando esa persona se presente con la idea clara que lo que necesita es dinero para salir del problema, cuando uno tiene claro que esa ayuda causará un efecto en la vida del que pide, entonces asumimos el compromiso de analizar si el dinero es la solución real.
Verás, he visto que la mayoría de la gente cree que sus problemas se resolverán con dinero. No digo que muchos problemas no se resuelvan de esa forma, pero el dinero, suele ser la solución fácil y rápida.
Nosotros debemos asumir un compromiso real con quien se acerca a pedir ayuda y preguntar, ¿para qué necesitas el dinero?, ¿qué problema estás enfrentando?
Quizá notemos que el problema de fondo es un tema de organización y podamos darle algunos consejos. Quizá darle dinero a una persona que no ha sabido manejar sus finanzas pueda inducirla a mayores problemas, pero podemos comprar la medicina de su bebé que desesperadamente necesita conseguir.
No todo se resuelve con dinero. Hay quienes creen que necesitan dinero, lo piden, y al platicar un poco más, resulta que un simple abrazo y escuchar con atención era lo que necesitaban.
Y sin duda, no se trata de ser juiciosos con los demás y convertirnos en unos verdugos que restringen su ayuda a quienes no “la merecen” y la brindan a quienes consideran “dignos”. De lo que hablo es de asumir un compromiso real con quien se acerca a pedir ayuda, y hacer un esfuerzo por brindarle la que mejores efectos traigan a su vida.
Dar siempre es la opción. Solo debemos ser creativos y aprender cómo hacerlo.
Te mando un abrazo
Adriana
“Que tus finanzas sean un puente hacia tu propósito en el mundo.”
adriana@bienestarfinanciero.com.mx