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Tres puntos para hablar de dinero con tu pareja sin pelear.



Las finanzas no tienen que ser un tema tabú o una causa de conflicto entre tu esposo y tú. Pueden ser un motivo para que crezcan, se unan más, hagan equipo y lleguen a acuerdos de gran impacto para la familia. Es posible, créeme.


Mi esposo y yo comenzamos a hablar de finanzas desde que nos conocimos, fue un regalo tratar con tanta naturalidad estos temas, pero para conservar el regalo hemos tenido que trabajar todos los días, dedicar tiempo y esfuerzo a mantenernos en el mismo canal financiero. Y todo ha valido la pena porque mientras más coincidimos en temas de dinero, más fuertes somos juntos, más impulso tenemos para lograr nuestros sueños. Quiero esto para tu matrimonio también.


Sabemos que lograr una relación financiera armónica con tu pareja puede llevar su tiempo, pero confía en que los cambios ocurrirán mientras más constante seas en aplicar los consejos que voy a compartirte.


Lo primero que hemos observado es que para lograr esa unión financiera, es necesario algo más que “echarle ganas”. Al final, ¿que es “echarle ganas”? ¿Es pensar súper fuerte que todo va a salir bien?, ¿es empezar la conversación con tu pareja con la mejor actitud? A mí me parece que echarle ganas, si es que tengo que usar el término, es generar estrategias para llegar a un fin. Simple. Claro. Generarlas y seguirlas. Eso es echarle ganas de verdad.


Por eso, hoy quiero compartirte tres básicos para echarle ganas de verdad cuando hables de dinero con tu pareja:


1. Comienza por los temas sencillos.


Todos sabemos cuáles son los puntos que pueden desatar una discusión, todos conocemos los temas que más preocupan a nuestra pareja, los que le causan más temor, o los que simplemente sacan chispas.


Si quieren traer varios temas a la mesa, comiencen por los más sencillos, resuelvan primero los que crean que serán mejor aceptados por ambos. El que cause más estragos, déjenlo para un momento donde las condiciones sean adecuadas.


Si llevas un tiempo casado, también eres capaz de identificar las mejores condiciones para hablar en serio con tu pareja. Por ejemplo, evita momentos en los que ambos están hambrientos, cuando los niños están corriendo por la casa, o a las once de la noche cuando tu pareja solo puede mantener abierto un ojo.


2. Recuerda que eres un adulto.


No vives solo, elegiste compartir tu vida, tu espacio y tus finanzas con otra persona, así que evita actitudes como “yo deseo”, “yo quiero”, “a mí se me antoja”, “no quiero esperar”, cuando éstas frases no vengan acompañadas de una propuesta real.


Toda actitud que tenga que ver con gratificación inmediata para ti, déjala a un lado. Recuerda que los niños no saben posponer la gratificación, los adultos -se supone- sí sabemos. Comportarte como un adulto significa que te comprometes a no exigir, sino a analizar, a ceder, a poner primero el interés de la familia antes que el tuyo, a negociar, a llegar a acuerdos, a escuchar.


En finanzas se trata de aportar, así que si vas a exponer tu inconformidad, debers tener algo qué ofrecer, debiste haber analizado antes tu punto de vista y contar, al menos, con una propuesta o idea para resolver tu propia inquietud. Si ambos hacen esto, la conversación fluirá más simple.


Te pondré un ejemplo: Tú consideras que este año la familia se merece unas vacaciones, han trabajado mucho y sería bueno pasar tiempo de calidad juntos. Eso parece, por donde lo veas, una muy buena idea. Ahora, la propuesta no debe quedarse en el deseo, sino profundizar: ¿de dónde saldrá el dinero para fondear las vacaciones? (la deuda no es una buena idea, por cierto). Quizá puedan reducir el rubro de salidas por la tarde los martes, o quizá el de ropa, o quizá ajustan su idea de vacaciones a algo más simple, o pueden ahorrar el ingreso extra. ¿Lo ves? No se trata solo de plantear el deseo, sino la estrategia, entendiendo que el dinero no aparece cuando lo exiges, hay que buscarlo y generarlo.


3. Recuerda que no hay nada que hagas o dejes de hacer que no afecte a tu pareja.


Constantemente escucho matrimonios decir que como ellos mantienen finanzas separadas, lo que haga uno es punto y aparte de lo que el otro haga. Nada más lejano a la realidad.



Verás, cuando estás casado, ambos están en la misma barca, aunque no quieras verlo. Ambos están abordo, cada uno tiene un remo, quizá de vez en cuando llegan a ponerse de acuerdo y por casualidad reman en la misma dirección y avanzan un poco. Pero al dividir sus finanzas, o al estar constantemente peleando por dinero, están remando cada quien para una dirección diferente. Dime, ¿crees en serio que si tu pareja esta remando para el lado contrario al que tú lo haces, esto no te afecta? Aunque tengan un acuerdo serio y formal de “cada quien rema para su lado”, sí te afecta. Quizá no te hunda (por ahora) pero ¿acaso no retrasa el curso de la barca?, ¿acaso no podría generar que ambos comenzaran a viajar en círculos?, ¿acaso no hace que cada uno vea un horizonte diferente en lugar de mirar hacia el mismo lado?


Y ni hablar de cuando las aguas están agitadas (crisis familiar o financiera). No quiero imaginar lo que pasará con la tripulación, si en una tormenta no logran unir fuerzas.


Entonces, lo que tú haces o dejas de hacer, incluso cuando tu pareja no se entere, incluso cuando hayas acordado finanzas separadas, afecta profunda y completamente al otro, a ti y a tu familia completa.


Mira, hablar de finanzas con mi esposo es de los aspectos más divertidos, nutritivos e interesantes que tenemos, porque se conectan con casi cada aspecto de nuestra vida, y trabajar juntos por metas comunes ha sido una experiencia que nos permite amarnos cada vez más y mejor. Creo en verdad que esto está disponible para todos los matrimonios, todos los que decidan esforzarse por ello.


Espero que estos consejos hayan sido útiles. Si tienes cualquier duda, por favor escríbeme a adriana@bienestarfinanciero.com.mx

Te mando un abrazo

Adriana

“Que tus finanzas sean un puente hacia tu propósito en el mundo.”


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